Hay recuerdos que antes me clavaban como agujas.
Hoy los miro, y aunque siguen ahí, ya no sangran.
Supongo que no todo se supera. Algunas cosas solo se acomodan dentro, cambian de forma y dejan de apretar.
Ya no lloro por lo mismo. Ya no me enfado igual. A veces, simplemente, acepto que pasó. Y sigo.
Eso también es sanar, aunque no sea épico. Aunque no tenga banda sonora.
Solo darte cuenta un día de que puedes recordar sin romperte.
Y con eso, te basta.
